La bisbita campestre es una especie común en las estepas continentales y parameras del norte y este de la Península, pero casi ausente en el cuadrante suroeste. La grácil apariencia y ágiles actitudes en el suelo de esta bisbita resultan un rasgo importante a la hora de la identificación.
La Ancthus campestris se
diferencia de las otras bisbitas de su familia por su gran
tamaño, su aspecto de lavandera y la coloración clara y lisa. Su
dorso es gris arenoso, levemente rayado y las partes inferiores son
de tono crema y sin estrías. Posee alas redondeadas; cola larga y
con plumas externas blancas; pico anaranjado por abajo y oscuro por
arriba; y patas finas de color naranja amarillento. En la cabeza
muestra varias líneas contrastadas: ceja clara, línea ocular
oscura, bigotera blanca con borde inferior negro y garganta blanca.
Resulta singular entre nuestras bisbitas por sus tonos arenosos
claros y por la ausencia de estrías en el pecho. Ambos sexos son
iguales. Los jóvenes son diferentes a los adultos y recuerdan más a
otras bisbitas por su dorso rayado y escamoso y, sobre todo, por el
pecho intensamente estriado. El patrón de la cara, sin embargo,
resulta similar al de los adultos y muy útil en la identificación.
Se trata de un ave territorial que suele observarse en solitario y
en el suelo, pues raramente vuela y prefiere moverse andando.
La grácil apariencia y ágiles actitudes en el suelo de esta bisbita
son un rasgo determinante a la hora de su identificación. Parece
más grande y más delgada que los otras, excepto la bisbita de
Richard Anthus Richardi con la que puede ser confundida a primera
vista. Esta, sin embargo, es más grande y más oscura con patas
también más largas y voz muy diferente.
La bisbita campestre es el ave que más se parece en su conducta y apariencia a las lavanderas. Como ellas, camina y corre por el suelo a gran velocidad. Si está alarmada, levanta y baja la cola y su vuelo es ondulante, recorriendo distancias más largas que otras bisbitas. Se posa siempre al descubierto, pocas veces se oculta entre la hierba, y prefiere lugares con césped o hierba muy corta. Si no es así, se posa sobre una roca o piedra que sobresalga del suelo, en muros, cercas, postes,
Bisbita campestre
Anthus campestris
Motacillidae
Passeriformes
14-17 cms.
28-30 cms.
35 gramos.
Hasta 5 años.
Migrador
cables del tendido eléctrico, arbustos, preferentemente espinosos, y pocas veces en árboles. Se la puede observar en grupos de 3-5 pájaros durante el otoño, pero separados entre sí por varios metros. Normalmente es pájaro de costumbres solitarias, e incluso durante la época de la reproducción la pareja tiene poco contacto. Solamente cuando nos acercamos al nido acuden ambos adultos.
En época de cría ocupa zonas de vegetación abierta y ambientes
secos. Alcanza su mayor densidad en páramos con pastizal y resulta
común en matorrales bajos y ralos. También se acerca a terrenos
sembrados y rastrojeras, sobre todo en el otoño. Nidifica en
cultivos, viñedos, matorral de montaña, eriales, sabinares y otras
zonas arboladas abiertas. Cría entre el nivel del mar y los 2.700
metros de altitud.
Comienza a cantar en los primeros días de abril, en cuanto llega a
su territorio de cría, y no desciende en intensidad su voz hasta
bien entrado el mes de julio.
Su voz es inconfundible y llama en seguida la atención por su
fuerza. Un sonido emitido en tono alto y con cierta aspereza, que
recuerda el mismo de la lavandera boyera motacilla flava. El tono
es a menudo variable, pero su poder de transmisión es grande y se
oye muy bien incluso cuando el pájaro vuela a gran altura.
A no ser por su voz, pasa muy desapercibida y es frecuente, que al
advertir la presencia de observadores en su territorio, permanezca
inmóvil posada en una roca sobre un fondo que la mimetiza muy
bien.
Su dieta se compone básicamente de insectos, sobre todo escarabajos, saltamontes y grillos; pero también consume semillas y pequeños vertebrados, como, por ejemplo, reptiles. Captura a sus presas en el suelo mediante picoteo y persecución, desmembrando las piezas mayores.
Anida en el suelo aprovechando una depresión del terreno y casi siempre al abrigo de una planta, una mata o un pequeño arbusto. Como ya hemos dicho, su hábitat preferido es el suelo pedregoso de zonas costeras, páramos y montañas y el nido no resulta difícil de descubrir. La hembra construye con hierba seca un nido muy somero, pero bien redondeado, forrándolo por dentro con hierba más fina y pelos. La mayor parte de los nidos están terminados en la última semana de abril en zonas costeras y en montaña algo más tarde. Las puestas son variables, entre 4 y 5 huevos y ocasionalmente 6. El color de la cáscara es blanco amarillento o grisáceo, pero siempre muy manchado con puntos, manchitas o motas de color pardo, ocráceo, violeta y a veces negras. Su tamaño es apreciablemente mayor que el de otras bisbitas.
Los ornitólogos discrepan sobre si solamente incuba la hembra, o
los dos adultos se alternan en esta tarea durante un período de
13-14 días. Harrison y otros ornitólogos admiten la posibilidad de
que los dos adultos se alternen en la incubación. Iguales dudas
surgen a la hora de comprobar si ambos los alimentan. Los pollos al
nacer están cubiertos con un plumón largo y denso de color beige
pálido. El interior de la boca es amarillo intenso y no hay puntos
oscuros en la lengua. A menudo salen antes de los 14 días del nido,
sobre todo si no se les molesta, y permanecen muy dispersos entre
matas y piedras mientras siguen siendo atendidos durante más de
otra semana por los adultos hasta que son capaces de volar.
Generalmente las parejas están muy dispersas en biotopos adecuados. No forma colonias, pero sí hay zonas donde la densidad de parejas es alta. En la Península Ibérica no falta en ninguna región y su densidad es variable.
En La Mancha habita en viñedos, campos cultivados, orillas de
grandes extensiones cerealistas y en donde existan matas enanas y
plantas xerófitas. Muchas parejas se reparten por la línea costera
y en el centro de la Península llega hasta la alta montaña. En la
Cordillera Cantábrica, Pirineos y Sierra Nevada se escucha su canto
hasta alturas que rebasan a veces los 2.000 metros.
Toda la población europea de esta Bisbita es migradora y muchas
pasan a través de la Península Ibérica. En primavera algunas se ven
en marzo costeando por Tarifa. También en las rías gallegas se
observan bastantes en los últimos días de ese mes. En el noroeste
de África, especialmente en Marruecos, el paso hacia el Norte se
acusa en marzo. Hay movimientos ya desde los primeros días de
febrero en el Sáhara Occidental y otras zonas al borde del gran
desierto. En toda la Península Ibérica el paso se aprecia más a
partir de la primera decena de abril.
El paso otoñal es asimismo abundante, pero no espectacular. Las
observaciones se refieren siempre a grupos pequeños, pájaros
dispersos o parejas. No parecen tener prisa en sus migraciones y
hasta bien entrado noviembre pueden verse por las costas de la
Península. Las llegadas en el norte de África se registran con
preferencia en octubre después de un notable paréntesis de ausencia
allí de estas especies, desde que los nativos abandonan sus zonas
de cría a partir de la mitad de agosto.
La invernada transcurre en el África Tropical al norte del Ecuador
y, posiblemente, algunos al norte mismo del Sáhara. Smith lo ve en
el sur de Marruecos en fechas que sugieren posible invernada
(primeros de diciembre). Desde Senegal hasta Kenia se observan
bisbitas campestres acompañando al ganado que pasta en aquellas
áridas tierras e incluso cerca de grandes animales salvajes. En el
norte de Mauritania se ven ya en los últimos días de septiembre y
en Senegal a primeros de octubre.
Anthus campestris habita en casi toda Europa, excepto Escandinavia,
donde es local en el Sur; falta también en Islandia e Islas
Británicas y en el noroeste de Francia. En todas partes tiene una
densidad baja y quizá, como sucede en Iberia, sea más abundante
cuanto más hacia el sur.
La población reproductora española, la mayor de Europa, se estima en más de 500.000 parejas. En el continente europeo se citan en torno a 1,5 millones de parejas, la mayoría de ellas en España y países del sureste. En nuestro país, los resultados obtenidos entre 1998 y 2005 por el programa SACRE reflejan una tendencia positiva, poco significativa, de casi el 3 % anual. A escala europea, su situación parece estable, aunque sigue en claro declive en el centro del continente.
No se trata de una especie amenazada, pero, aunque se desconocen problemas específicos, está expuesta a amenazas de tipo general que ocasionan pérdida de hábitat, tales como los cambios en los usos del suelo, el abandono del medio rural y de la ganadería de montaña, la reforestación de tierras agrícolas, la intensificación agraria, etc. Aparece como «De interés especial» en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.