Es probablemente la culebra terrestre más abundante de la Península Ibérica. Por su termofilia utiliza a menudo las carreteras para desplazarse, lo cual provoca que numerosos ejemplares mueran atropellados. Por el gran tamaño que puede alcanzar es especialmente perseguida por el hombre, pues se la considera depredadora de especies de interés cinegético y aves de corral.
La cabeza presenta un aspecto muy característico, pues posee ojos grandes, con las escamas supraoculares muy prominentes, que forman una especie de ceja que le da una expresión de mirada penetrante y un característico aspecto amenazante. La escama frontal es especialmente estrecha. Posee ocho escamas supralabiales de las que la 4.ª y la 2.ª están bordeando el ojo. Sus pupilas son redondas. Las escamas del dorso son lisas y con arcos, pero nunca carenadas, formando 17 o 19 hileras en el centro del cuerpo: tiene de 160 a 189 escamas ventrales y la cola representa aproximadamente 1/4 de la longitud total. Presenta un dorso oliváceo o parduzco claro, generalmente uniforme, y en el tercio anterior se aprecia una zona de manchas negruzcas (en los machos y de vez en cuando hembras) muy características (mancha de silla de montar). Las partes inferiores son amarillentas con un ligero moteado oscuro. Los jóvenes presentan 5 o 7 hileras de manchas oscuras a lo largo del cuerpo, siendo más grandes las centro dorsales que las de los flancos.
Posee el título honorífico de ser la serpiente de mayor tamaño de
la Península Ibérica, récord compartido con la culebra de Esculapio
(Zamenis longissimus), esta última más propia de las comarcas
pirenaicas. Ambas pueden llegar a medir la friolera de 2 metros de
longitud, aunque en algunos ejemplares adultos de bastarda se han
medido longitudes de hasta 2 metros y 50 centímetros, si bien
normalmente no superan los 2 metros. Las hembras son algo más
pequeñas, alrededor de 1,5 metros. Su peso suele rondar 1 kilo,
aunque hay citas de ejemplares de hasta 3.
La culebra bastarda tiene una estructura inoculadora del veneno en
la parte posterior de la mandíbula superior (ofidio
opistoglifo).
Es habitual en el ámbito mediterráneo y puede aparecer desde las dunas costeras hasta la alta montaña. Habita tanto zonas de matorrales y tomillares como bosques mixtos, pinares y riberas, siempre que disponga de refugios. Parece seleccionar positivamente áreas cultivadas y rurales (por la abundancia de presas), donde se refugia en setos, hormas y muros.
Le gusta el calor y ocupa principalmente la zona mediterránea,
pero en la meseta es posible encontrarla hasta los 1.500 metros de
altitud. En la Península Ibérica solo falta en la cornisa
Cantábrica y los valles de los Pirineos. Ocupa principalmente los
ambientes soleados, las zonas abiertas, de matorral o bosque, zonas
rurales, cultivos... Es de costumbres diurnas y se desplaza a gran
velocidad. Durante el verano le gusta subirse a los árboles. Entre
octubre y marzo, hiberna.
En caso de verse acorralada, la culebra bastarda puede erguirse,
como hacen las cobras, y emitir un sonido siseante con el que
pretende alejar a sus enemigos. No duda en morder si se ve en
peligro y lo hace con decisión y fuerza. Aunque no es una víbora,
posee glándulas venenosas situadas en unos pequeños colmillos
situados en la parte trasera de sus mandíbulas. Este veneno le
ayuda a dar muerte
Culebra bastrda
Malpolon
monspessulanus
Colubridae
Squamata
Hasta 250 cm.
Hasta 3000 g.
Hasta 25 años
Residente
a sus presas, pero su táctica de caza es muy diferente a la de las víboras. La culebra bastarda necesita aprehender a sus presas con la boca y, de paso, ayudarse del veneno que segrega a través de los colmillos posteriores. Las culebras que poseen estos colmillos traseros se denominan opistoglifas. Por el contrario, las víboras tienen sus colmillos venenosos mucho más desarrollados y en la parte delantera de la boca. La técnica de caza de la víbora consiste en lanzar un rápido ataque, morder y esperar a que el veneno surta efecto para después engullir a la presa, es decir, no necesitan sujetar con la boca a la víctima.
Al no tener colmillos delanteros, Malpolon monspessulanus, la
culebra bastarda no es peligrosa para el ser humano. Su reacción
defensiva no puede ser como la de las víboras, ya que necesita
morder y mantener la mordida para inyectar veneno, y desde luego,
el ser humano no es ni su presa, ni un rival con el que competir.
Por ello, a no ser que se la sujete con las manos, no va a morder.
Eso sí, si muerde lo hace con fuerza y causando bastante dolor,
aunque su veneno tampoco es especialmente peligroso. Salvo que se
sienta intimidada y acorralada su reacción será siempre huir con
rapidez, con mucha rapidez ya que son de movimientos veloces y
escurridizos.
Es probablemente el colúbrido terrestre más abundante en la región
mediterránea de la Península Ibérica. Por su termofilia, utiliza a
menudo las carreteras para desplazarse, siendo atropellados
numerosos ejemplares. Por el gran tamaño que puede alcanzar es
especialmente perseguida por el hombre, pues la considera
depredadora de especies de interés cinegético y aves de corral. Sin
embargo, nada de esto parece hacer retroceder sus poblaciones y hay
indicios de que podría estar ganando dominancia en la comunidad de
colúbridos mediterráneos de la Península Ibérica, ya que se adapta
bien a los paisajes modificados por el hombre.
En los últimos años, el periodo de actividad anual de M.
monspessulanus se ha incrementado, en respuesta al aumento
registrado en la temperatura media anual. Especie diurna, en el
verano evita las horas centrales del día. Mantiene temperaturas
corporales relativamente elevadas; en los machos, ello permite que
presenten espermatogénesis primaveral. Los machos son
territoriales, y durante la época de celo entablan combates.
Como el resto de serpientes, siempre han tenido mala reputación y
se las ha perseguido implacablemente, lo que ha ocasionado que, en
muchas zonas, se haya vuelto muy escasa y cada vez abunden menos
los ejemplares de gran tamaño.
Su mala fama está injustificada y debemos recordar que gran parte
de su alimentación está compuesta por roedores, que provocan daños
a la agricultura y son vectores de enfermedades infecciosas. Es
importante destacar que todas las serpientes y culebras, sean
venenosas o no, cumplen una función primordial en la cadena
trófica.
Su dieta se compone, en un 50 % aproximadamente, de pequeños reptiles como lagartijas o salamanquesas, aunque también depreda ratones de campo, ratas, conejos y pequeños pajarillos y sus nidadas.
Es muy generalista en su dieta, pues hasta ahora se han encontrado
más de treinta especies de presas sobre las que depreda. A lo largo
de su desarrollo ontogénico, y debido al importante cambio en su
tamaño corporal, va cambiando su alimentación y especialmente la
talla de sus presas: desde los ortópteros, de los que depredan los
ejemplares recién nacidos, hasta los conejos de mediano tamaño, de
los que depredan los machos de mayor talla, pasando por reptiles y
aves.
Es una culebra muy valiente y se atreve a cazar especies de gran
tamaño como son los lagartos ocelados (Lacerta lepida). Sus
combates con estos pequeños saurios son memorables, una de las
escenas de caza más impresionantes qué podemos observar en la fauna
ibérica.
Además de depredar ratones de campo, ratones silvestres y ratas
negras o comunes, también consumen conejos que a veces se
convierten en plagas para los agricultores y abaten conejos
enfermos de mixomatosis y neumonía vírica hemorrágica, saneando así
nuestros campos.
La madurez sexual es alcanzada por los machos con una talla corporal inferior a la de las hembras. La cópula tiene lugar en abril o mayo y dará como resultado un número de huevos variable, generalmente entre 8 y 11, que dependerá en última instancia del tamaño de la hembra. La puesta se realiza a comienzos de julio entre las hojas muertas, piedras o madrigueras de otros animales. Los huevos eclosionan en agosto o septiembre.
Entre sus parásitos se han identificado protozoos y nematodos. Al ser abundante, aparece en la dieta de numerosos depredadores mediterráneos. es de destacar que es el reptil más depredado por la culebrera europea y se conocen algunos casos de canibalismo. Coincide a menudo en los mismos biotopos con una especie de similar tamaño, la culebra de escalera, aunque no hay evidencias de interacción entre ambas. En cualquier caso, la culebra bastarda depreda sobre las otras especies de colúbridos. También ellas son presa de diversas rapaces y mamíferos.
Aunque se trata de una especie venenosa, por la disposición de su
aparato inoculador no suele ser peligrosa para las personas, a no
ser que se cometan graves imprudencias, como introducirle los dedos
dentro de la boca. En caso de accidente, hay que acudir rápidamente
a los servicios médicos. Por otra parte, esta serpiente puede
considerarse beneficiosa por la gran cantidad de roedores que
destruye.
Ocupación, transformación y pérdida de hábitats naturales, intensificación de cultivos y reducción de recursos tróficos. También son presa de diversas rapaces y mamíferos. Frecuentemente aparece muerta en las carreteras, donde es atropellada cuando acude a ellas en busca del calor acumulado en el asfalto. Su carácter diurno y termófilo hace que sea fácil de ver, pero a la vez es la causa de sus encuentros con personas que habitualmente la agreden con intención de matarla.
Típicamente circunmediterránea, desde el Sáhara Occidental hasta el oeste de Irán, incluyendo el norte de África, península Ibérica, sur de Francia y puntos del noroeste de Italia. Está presente también en algunas islas del Egeo y el Adriático.