Son aves nocturnas de mediano tamaño con alas largas y puntiagudas, patas cortas y pico muy corto aunque muy amplio, que anidan en el suelo. Se les denomina chotacabras debido a la creencia equivocada de que chupan la leche de las cabras (chotar significa mamar).
El plumaje es mimético y se confunde con la corteza de las ramas de los árboles donde se posa o entre la vegetación del suelo y la hojarasca. Sus partes superiores son grises, densamente rayadas de negro con finas y curvadas rayitas y manchas pardas. Las plumas del píleo, nuca y escapulares, tienen color negro y rayas o franjas pardo rojizas. Las plumas escapulares poseen unas manchitas beige que cuando el pájaro está posado le dan un aspecto curioso, como si tuviera unas hileras de dientes amarillos a cada lado del cuerpo, lo que ayuda a que su plumaje sea todavía más fácil de confundir en el entorno vegetal o terroso. El color alrededor de los ojos, el mentón y la garganta es pardo amarillento y en la parte baja de esta última se advierte bien una pequeña mancha blanquecina o amarillenta. El pecho es pardo grisáceo muy densamente rayado en finas ondulaciones negras. Las alas son de color pardo grisáceo y los machos tienen en las tres primarias exteriores unas grandes manchas blancas que son muy visibles en vuelo. Las hembras poseen un plumaje semejante, pero difieren en que carecen de las manchas blancas en las alas y en las rectrices de la cola. Los machos tienen, además de las tres manchas blancas en cada ala, que son variables en tamaño, las puntas de las dos rectrices de cada lado de la cola blancas o blanco-beige, detalle que es muy visible al volar. Ambos, macho y hembra tienen una raya blanca o amarillenta que nace en la base del pico, atraviesa la cara bajo los ojos y se prolonga hasta los lados del cuello. La cabeza es ancha y aplastada (y cuando abre la boca asombra por la garganta excepcionalmente ancha) y el pico corto y débil, provisto en las comisuras de unas duras cerdas. Las alas tienen forma alargada y puntiaguda y la larga cola, profusamente marcada con barras transversales pardo negruzcas, es cuadrada en su terminación y al desplegarla forma un abanico de diez rectrices. Los ojos son muy grandes y de color pardo.
Si se puede coger en la mano se aprecia en seguida la suavidad de
su plumaje, que le permite volar muy silenciosamente, y, sobre
todo, llaman mucho la atención sus cortísimas patas y la longitud
de las manchas blancas que los machos tienen en los extremos de las
rectrices exteriores de la cola (23-31 mm de longitud) y que no son
siempre blancas sino con frecuencia teñidas de parduzco,
probablemente en los chotacabras de edad no superior a un año. Los
machos viejos poseen un plumaje extraordinariamente vistoso cuando
llegan a Iberia en los últimos días de abril. Las manchas o
«dientes» de las alas y la bigotera de la cara son de un beige
amarillento muy llamativo y la mancha blanca de la garganta es muy
blanca.
Los chotacabras jóvenes se parecen a las hembras adultas, pero en
conjunto son más grises. En septiembre y octubre mudan parcialmente
(mantienen las plumas de las alas y la cola) y en enero-febrero
sufren una muda completa, después de la cual el macho joven no
puede distinguirse fácilmente del adulto de más de un año.
El chotacabras europeo vuela a veces de forma errática, probablemente cuando va en persecución de insectos, aunque a menudo también tiene un vuelo rápido y directo. Es silencioso y fantasmagórico, puesto que se trata de una especie netamente crepuscular y nocturna en sus actividades. Con luna llena y permaneciendo quietos, podemos ver a estos pájaros dar vueltas con suavidad sobre una zona con abundancia de insectos, alternando aleteos con planeos y tratando de acercarse con precaución a los focos de luz donde se concentran las mariposas nocturnas. Estas son capturadas abriendo ampliamente la boca, aunque solo en el momento de acercarse a ellas y no llevándola continuamente abierta como a menudo se ha creído. En un buen número de países europeos se dan a este pájaro nombres relacionados con su supuesta costumbre de chupar la leche de las cabras directamente de sus ubres. No solo el nombre científico, sino también en nuestro idioma, el inglés popular, alemán, francés, italiano, catalán, griego, etc. son indicativos de esta falsa actividad que se le ha imputado.
Chotacabras europeo
Caprimulgus
europaeus
Caprimulgidae
Caprimulgiformes
26 - 28 cm.
57 - 64 cm.
100 gr.
8 años
Migrador
Aunque como especie nocturna no es fácil de observar, sí se conocen bien sus actividades durante la noche y en la reproducción ya que es una especie que siempre ha atraído la atención de los ornitólogos. A pesar de tener las patas exageradamente cortas en proporción a su cuerpo, largo y grande, puede caminar por el suelo con cortos y rápidos pasos y llevando el cuerpo muy horizontal, pero rara vez anda o corre. Si se le sorprende durante el día en su posadero, muy a menudo el mismo día tras día, vuela rápidamente, pero no se aleja mucho y desciende al suelo entre la vegetación más próxima. Se posa muy a menudo a lo largo de la rama baja de un árbol confundiéndose fácilmente con ella, tan agachado y quieto permanece que parece, más que un pájaro, un abultamiento de la propia corteza. Se ha observado que hay dos lugares que atraen especialmente su atención para reposar durante el día antes de iniciar la reproducción e incluso durante parte de esta. Plantaciones de pinos jóvenes, sobre todo de pino insigne (Pinus radiata) en las que se posa en las ramas más bajas, casi a nivel del suelo, y, sobre todo, parches o zonas de monte o rastrojos que hayan sido recientemente quemados para destruir la maleza. En gran parte de su hábitat norteño (concretamente en Asturias), después de una corta de eucaliptos (Eucalyptus globulus) se suele quemar el terreno, las malezas y la hojarasca. Estas son zonas óptimas, donde se establecen los chotacabras en una densidad que sorprende y que nos descubre que la población no es tan escasa como puede pensarse por lo esporádico de su canto o por la dificultad de encontrar las puestas de huevos.
El canto del chotacabras es uno de los hechos más curiosos que nos
proporciona la observación de un bosque durante las noches
primaverales. Describirlo no es fácil. Quizá sirva decir que se
trata de un runruneo sostenido cuyo tono se eleva un momento para
descender en seguida, como si el pájaro se alejara o cambiara la
dirección de su cabeza. Se ha comparado al sonido que produce el
carrete de una caña de pescar, pero más exacto seria decir que
recuerda el ruido de un motor que sonara apagado en la distancia.
Se oye desde lejos y el pájaro lo emite desde el suelo, sobre un
muro de piedra, un poste de madera de una cerca o una piedra a baja
altura. Si no se le molesta canta «sin respirar» hasta 5 minutos,
pero más a menudo lo hace en períodos de 3 minutos,
interrumpiéndose solo un instante para continuar de nuevo. También
canta ocasionalmente mientras vuela, pero entonces dura muy
poco.
Aparte del conocido canto descrito, los chotacabras emiten otros
sonidos, más notorios en los machos. Así estos al volar lanzan con
frecuencia un agudo «¡¡ku-ík!!». Las hembras también, pero en pocas
ocasiones. Si ambos están alarmados, el macho lanza un rápido y
alto «¡¡quick-quick-quick!!» y la hembra, y a veces el macho, un
«¡¡chak!!».
Los chotacabras europeos se caracterizan por «aplaudir con las
alas»; extienden sus alas y las pegan juntas a la espalda,
produciendo un ruido similar a un chasquido. Parece ser que
utilizan esta técnica a modo de saludo, para la defensa o la
intimidación y también durante las exhibiciones del cortejo.
No es una especie muy agresiva, pero son territoriales y defienden
sus zonas de cría vigorosamente, luchando contra otros machos en el
aire o en el suelo. Pueden migrar en grupos de 20 o más individuos.
Colonias de ejemplares del mismo sexo pueden formarse en África
durante el invierno. Si se les levanta de su lugar de descanso
diurno, suelen volar una corta distancia para posarse en otra
rama. Cuando están en reposo a menudo se posan frente al sol,
para minimizar el contraste de su sombra.
El biotopo frecuentado por el chotacabras está constituido por bosques abiertos de especies caducifolias y también de coníferas, prefiriendo los claros con vegetación arbustiva, helechos y otras plantas que nacen en zonas húmedas. A menudo puede ser encontrado en espacios más abiertos y muestra una extraña querencia por los arenales en las cabeceras de las playas donde solamente se ven algunos pinos dispersos.
En estos amplios espacios se posa en los postes de cercas y suele ocupar el tope de los palos que sirven como soporte a los montones de hierba (varas o facinas ) y en los que se suele colocar un bote de hojalata o un sombrero viejo. Los excrementos delatan su posadero favorito fácilmente. Fuera de la época de la migración se le ve solitario o en pareja. Durante aquella, y también antes de iniciarla, se reúne en grupos y se posa al descubierto en zonas despejadas, incluso desprovistas de vegetación.
El plumaje mimético de esta especie permite que los individuos sean casi invisibles en pleno día al posarse inmóviles sobre una rama o una piedra e imitar su sustrato. Generalmente tratan de pasar desapercibidos como primera defensa. Si la amenaza persiste, los miembros de esta especie emplean varias técnicas, que incluyen fingir lesiones para distraer o engañar a los depredadores de nidos. Las hembras a menudo yacen inmóviles junto a los nidos durante períodos prolongados. Con frecuencia usan estas técnicas para ahuyentar a los depredadores.
Es presa de búhos diversos (Strigiformes) y aves rapaces
(Falconiformes), así como de las víboras (Vipera
berus). Los zorros (Vulpes vulpes), erizos
(Erinaceus europaeus), perros (Canis lupus
familiaris), urracas (Pica), cuervos
(Corvus) y arrendajos comunes (Garrulus
glandarius), depredan también los huevos del chotacabras
europeo.
Esta especie es insectívora y nocturna-crepuscular. Atrapa insectos voladores en su boca ancha con ayuda de su pico corto y las cerdas circundantes. Entre sus presas comunes se incluyen polillas, escarabajos, mantis, efímeras, libélulas, cucarachas, mariposas y ocasionalmente arañas. La grasa acumulada antes de la migración les ayuda en su viaje hacia el Sur.
Durante la noche la caza de insectos es muy intensa. En 62
estómagos de chotacabras analizados se determinó que los
lepidópteros estaban en un 49 %, los coleópteros en un 38 % y los
dípteros el 13 %.
El chotacabras se empareja de por vida y dos adultos pueden volver varios años consecutivos al mismo sitio para anidar. Los machos llegan a los lugares de reproducción antes que las hembras, y establecen territorios que alcanzan superficies de 1,5 a 32 ha, con una densidad de población máxima observada de 20 parejas por km2.
Los vuelos demostrativos del celo comienzan en cuanto los pájaros
ocupan la zona. El macho vuela a baja altura y produce el chasquido
característico que ya se ha descrito antes, a menudo hasta 20-25
veces, pero corrientemente en tandas de 12-14 interrumpidas porque
la hembra, que permanece posada, también contesta con estos
extraños batidos de alas.
El chotacabras no construye nido alguno y se limita a depositar
los huevos en el suelo limpio de vegetación, a veces en un ligero
hueco no excavado por el pájaro y normalmente siempre buscando la
proximidad de un palo o trozo de madera seca. No necesariamente
este nido debe estar en el interior del bosque o en un claro del
mismo. Habitualmente se encuentran en helechales, brezales,
vegetación rala de terrenos arenosos y en robledales y hayedos, no
próximos a los troncos de los árboles, pero sí cerca de montones de
hojas secas o al abrigo de plantas de tojo. Alguna vez se pueden
encontrar puestas al abrigo de un muro de piedra de los que
circundan sotobosques en plena campiña.
La puesta normal es de 2 huevos, pero ocasionalmente se encuentran
de uno solo e incluso de 3. Las puestas de 4 huevos deben de
corresponder indudablemente a dos hembras, aunque se asegura que
alguna vez pueden ser de una sola. El color de los huevos es
blanco, ligeramente grisáceo o ceniciento y cubierto con manchas,
puntos, rayas finas y nubecillas de colores variados, desde el
pardo amarillento o rojizo pálido hasta el violáceo, repartidas por
toda su superficie, algunos de ellos densamente manchados y otros
no tanto. Todos son muy miméticos y en el suelo son difíciles de
descubrir a no ser que el pájaro sea levantado por casualidad. Son
puestos con intervalos de 36 horas y la hembra incuba durante el
día, siendo relevada al atardecer por el macho, que también lo hace
al alba. Cuando se levanta a una hembra que incuba, esta se lanza a
un vuelo errático y como jadeante en presencia de los intrusos,
tratando de atraer hacia ella la atención, o bien se eleva como un
helicóptero verticalmente hasta 5 m de altura y allí,
planeando y cerniéndose sobre el lugar, permanece unos segundos
hasta que opta por posarse no muy lejos, pero bien a cubierto.
Cuando los pollos están a punto de nacer o lo han hecho ya, el
chotacabras simula estar herido y aletea desesperadamente en el
suelo con, por lo menos, un ala extendida. La incubación dura 18
días y los pollos al nacer están cubiertos casi completamente de un
plumón pardo rojizo en el extremo y beige pálido junto a la piel.
Son alimentados por ambos adultos, pero normalmente antes de que
puedan volar la hembra ha realizado su segunda puesta no lejos del
lugar y es entonces el macho quien ceba solo. A los 16-18 días ya
son capaces de realizar cortos vuelos y siguen siendo alimentados
por el macho, o por ambos adultos si es la segunda cría, siempre
con insectos y «pico a pico», durante por lo menos 30-34 días.
Llegan a nuestro país a partir del 10 de abril en buen número,
pero en años favorables se les puede escuchar antes. Los nativos
desaparecen en septiembre. En estos meses muchos perecen
atropellados en las carreteras donde se posan o chocando contra los
faros de los automóviles en días de niebla o fuerte lluvia.
Se asocian con una gran variedad de hábitats y elevaciones,
incluyendo páramos, desiertos, huertos, humedales, bosques
boreales, matorral mediterráneo y abedules jóvenes, álamos y
resinosas. A menudo puede ser encontrado durante el día en espacios
más abiertos y libres de perturbaciones.
Los hábitats africanos ocupados por esta especie durante el
invierno son también muy variables. En particular, pueden poblar
regiones de hasta 5000 m. de altitud.